Los 20 Errores comunes al exportar mercancías de México

Los 20 Errores comunes al exportar mercancías de México

1. No saber decir no. En muchas ocasiones, al estar frente a un cliente extranjero, se aceptan de palabra sus acuerdos o sus requerimientos, basados en el sentimiento, no en la razón y, por lo tanto, sin medir la dimensión del compromiso. Es bueno analizar bien el diseño, los volúmenes y los tiempos de entrega que solicita el cliente antes de decir sí.

2. Entrar a la actividad de exportación por casualidad, no por estrategia. La mayoría de las veces exportamos porque la relación de la moneda favorece las exportaciones, o bien, porque el mercado interno no está respondiendo como acostumbra de forma normal. Si se exporta como parte de una estrategia de comercialización y fortalecimiento de la empresa, se le da cabida a cuanto extranjero toca a la puerta de nuestra empresa, sin saber cual es su mercado y su trayectoria como comerciante en el mercado.

3. Demasiada diferencia entre la calidad de las muestras y la calidad de producción. Se quiere enganchar al cliente y para ello se pone mucha atención en el desarrollo del muestrario, pero no se exige lo mismo para producción. A menudo se hace caso omiso de las diferencias existentes al creer que el cliente no se va a dar cuenta. Lo único que se está haciendo es tomar la decisión de matar al actual cliente para empezar a enganchar al siguiente.

4. Tener el hábito de trabajar con suposiciones, en vez de hacerlo con una comunicación disciplinada con el cliente, llevando las acciones pertinentes.

5. Desconocer la cultura de negocios del extranjero; el mercado de exportación no es igual que el nacional, en cuanto a exigencias de calidad, fechas de entrega y competencia comercial. Se piensa que todo se puede arreglar con una comida, en el mercado de exportación no existe ninguna relación entre el entretenimiento y los negocios; esto sirve para un acercamiento inicial, pero no para arreglar problemas de procedimiento y producción.

6. No contar con cotizaciones detalladas. No calcular todos los pormenores del precio, como desperdicios, comisiones, fletes, seguros, empaque, etc. Esto es común que suceda en las primeras operaciones de exportación. Como consecuencia, muchas de las veces se da un precio equivocado o más bajo para quedarse con el pedido, para luego incrementarlo una vez que la mercancía está en producción y comprometido por parte del cliente. Suele ocurrir que la mercancía se va a vender a través de catálogo y se tiene que pagar el sobreprecio con tal de tener la mercancía y no causar deterioro de la imagen e incluso sufrir demandas. Es factible mover los precios sin que se deterioren las relaciones con el cliente, pero en programas nuevos.

7. No contemplar todos los imprevistos que pueden afectar una entrega a tiempo.

8. No tomar en cuenta el tiempo empleado en la curva de aprendizaje. No se tiene en cuenta el imprevisto de la curva de aprendizaje para mercancías nuevas. Normalmente, en muchas fábricas se le pregunta al jefe de producción acerca de la cantidad de mercancía de un determinado modelo, para dar una fecha de entrega al cliente; el resultado más común es que el estimado esté muy por encima de lo real. Como consecuencia, se mueven las fechas de entrega tantas veces como imprevistos se van presentando durante el proceso de fabricación. La cantidad de tales imprevistos va en relación inversa con el grado de experiencia en la actividad de exportación: a mayor experiencia, menos imprevistos, y viceversa.

9. No registrar por escrito y con firmas todos los acuerdos que se tienen con el cliente, especialmente las aprobaciones de especificaciones, materiales, muestras de confirmación, movimientos de fechas de entrega, etc. Esto acarrea muchos problemas a la fábrica. En la actividad de exportación, es muy importante que todos los acuerdos queden debidamente registrados y archivados para demostrar que se siguieron todas las indicaciones dadas por el equipo de gerentes representantes del cliente. El cliente no es una sola persona, sino un grupo de personas que muchas veces no están perfectamente sincronizadas en su comunicación, lo cual produce contradicciones que atropellan el buen funcionamiento del proceso. Las personas que intervienen son: el diseñador, el comprador, el supervisor de calidad, el agente, etc. Registrar y firmar todos los acuerdos y aprobaciones por escrito es la mejor manera de defensa en algún posible desacuerdo posterior a la entrega de la mercancía.

10. No manejar adecuadamente el aspecto de exclusividad. El cliente, sobre todo el norteamericano, es muy dado a exigir ser el único cliente, pero si no es lo suficientemente grande para mantener ocupada la fábrica, ésta buscará otros como complemento del primero; cuando lo hace sin una estructura adecuada para dar atención a ambos a un mismo tiempo y de forma separada, se corre el riesgo de perder a los dos.

11. No tener en cuenta que el sistema de calidad debe ser de carácter preventivo y no correctivo. Cuando esto sucede, se responsabiliza de la calidad a un inspector de producto, sin tener en cuenta que el responsable efectivo de la calidad debe tener un gran sentido común, y una alta capacidad para visualizar con anticipación los problemas en los que se incurre, previo al uso de todos y cada uno de los componentes de la mercancía.

12. Completar pedidos con saldos. Cuando faltan algunas mercancías para completar el pedido, se recurre a tomar productos defectuosos con el único objetivo de completarlo, sin pensar en que esto afectará en menor o mayor grado la seriedad de la negociación.

13. Desconocimiento de las condiciones climatológicas durante el transporte. No saber con precisión tanto las temperaturas como la humedad relativa dentro y fuera del transporte que se empleará, puede provocar defectos en el producto y/o empaque y el embalaje. Cuando exista humedad relativa elevada se recomienda introducir una bolsita de sílice gel dentro de cada caja con la finalidad de absorber la humedad.

14. No contar con una estrategia de precio a la exportación. Improvisar un precio del producto por no contar con un costeo detallado desde la elaboración de las muestras y presentarlo precipitadamente en las ferias, no da buen margen para una negociación en precio.

15. No marcar claramente los límites entre las actividades de fabricación y las de comercialización en la exportación, sobre todo cuando no se tiene un conocimiento claro de los costos de operación en los que incurre la comercialización del producto en el país al que se exporta. Cuando esto sucede, se sangra directamente a la fábrica, por lo que se considera que es una simple actividad de venta en el mercado interno.

16. Contar con un solo cliente en el exterior. Depender de un solo cliente en nuestros productos de exportación podría provocar altibajos en la producción destinada a la exportación, sobre todo si el cliente no tiene un mercado cautivo seguro.

17. Dependencia excesiva del diseño y desarrollo del producto por el cliente. Usualmente el cliente dicta o provee los diseños que desea que se fabriquen, pero, a medida que las relaciones se fortalecen, el cliente desea que la fábrica le muestre diseños actualizados, para reforzar su muestra y hacer llegar al detallista una novedad con sello particular. El fabricante difícilmente entiende o quiere entender esta necesidad, porque para él es más cómodo recibir del cliente los modelos que se fabricarán.

18. No hacer investigación sobre tendencias de moda. Es muy común la copia o el pirataje de diseños en la industria del cazado y del vestido, entre otras. No contar con un departamento que se dedique al desarrollo de modelos innovadores y vanguardistas o a reforzar los diseños ya existentes, puede traer como consecuencia una falta de pedidos, aún teniendo productos de buena calidad.

19. Falta de apoyo a las inspecciones de calidad de producto y proceso. Muchas de las recomendaciones hechas por los inspectores de calidad (y que son detectadas a tiempo) pueden ser la solución para contar con productos de calidad bien seccionados. La falta de seriedad hacia estas inspecciones provoca malestar en los clientes y muchas veces deja la carga de la inspección a éstos, lo cual provoca un freno a las negociaciones y a la fluidez del producto. Es importante saber que la calidad es responsabilidad absoluta del fabricante.

20. Falta de disciplina en la homogenización adecuada de estilos. Se tiene la tendencia de procesar aquellos que son más sencillos, y dejar al final los más complicados; esto da como resultado cuellos de botella que llegan a repercutir en el cumplimiento de las fechas de entrega.